Este blog está dedicado a mi pueblo -Olivares-, para que el resto del mundo conozca sus virtudes; un rincón acogedor entre montañas y ríos en los montes orientales de Granada. Situado entre los pueblos de Moclín, Tiena, Pinos Puente y Colomera, cerca del Pantano Cubillas. -Ver mapa a pie de página-.

jueves, 7 de agosto de 2008

Ruta de La Hoz

Fuente: Aleman Forero Maestro de piedra sobre piedra
www.forospiedrasobrepiedra.com


Quieres vivir la aventura de conocer un pueblo nuevo con una ruta llena de vida, lee la experiencia de este grupo de amigos que la hicieron el 16 de febrero de este año, las fotos y comentarios son buenísimos. Pon atención.

"RUTA DE LA HOZ"

Tiene aproximadamente nueve kilómetros, una duración de dos horas y media y una dificultad media/alta.


Sábado 16 de febrero, La Hoz del río Velillos:
A las seis y media partimos de Dos Hermanas, desayunamos en Riofrío y por la A-92, llegamos a la salida 236 (Granada Oeste, Pinos Puente, Córdoba). Entramos en Pinos Puente y lo atravesamos por la N-432 hasta salirnos en un cruce en dirección a Los Olivares por una carretera comarcal. Al entrar en esta pedanía de Moclín seguimos las indicaciones del Hotel Don Curro y allí aparcamos.


Este hotel rural (cerrado en la actualidad) es un antiguo molino reconvertido, situado a la entrada de la garganta formada por el río Velillos. Nos disponíamos a realizar el sendero circular que saliendo de Los Olivares sube a Moclín por esta garganta y vuelve al punto de partida por un sendero que pasa por delante del cortijo de El Higueral. En el folleto que ha editado el Ayuntamiento de Moclín llaman a este sendero la Ruta del Gollizno, aunque es más conocido como La Hoz.
Sobre las diez empezamos a caminar remontando el cauce del río Velillos entre álamos blancos y almendros en flor; por desgracia las aguas no estaba tan limpias como debieran.


Nos encontramos unos paneles informativos y cruzamos el río por un puentecillo. La primavera todavía no ha llegado y los áboles de ribera seguían completamente pelados. A nuestra izquierda vimos el imponente castillo de Moclín que nos vigilaba quinientos metros más arriba.


Pronto dejamos el camino y nos metimos por un estrecho sendero que seguía remontando la orilla del río rodeado por tajos calizos de color anaranjado.


Llegamos a una fuente que tenía un cartel con su nombre: "Fuente de la Buena Ventura". A la gitana no la vimos por ninguna parte.


El desfiladero se iba cerrando cada vez más, nos acercábamos a un estrechamiento o cahorro, donde había grandes oquedades en la pared.


Y al llegar a la parte más angosta de la garganta, entre dos paredes verticales, nos encontramos un puente colgante que salvaba el río y te dejaba en una estrecha pasarela volada sobre el mismo tajo.


Si hasta ahora habíamos disfrutado del sendero, aquello ya nos puso a tope. Fuimos atravesando el puente en grupos pequeños porque aquello se cimbreaba lo suyo.


La pasarela parecía un pequeño Caminito del Rey (en el malagueño Desfiladero de los Gaitanes) que te iba llevando a la llamada "Presa de la Luz". Algunos que tenían vértigo lo pasaron un poquillo "acongojados".


La verdad que aquel paso había desatado la euforia del grupo por lo inesperado, ya que ninguno habíamos hecho antes este sendero; yo sólo conocía su comienzo.


Pero otra sorpresa nos aguardaba al llegar a la altura de la presa, la pasarela se encontraba en muy mal estado; seguramente una riada se había llevado algunas planchas metálicas y había hecho que el último tramo se volcara y estuviera semi-hundido. ¿Podríamos pasar o tendríamos que darnos la vuelta?


Pero con cuidado y algo de equilibrio todos fuimos pasando, afortunadamente sólo estábamos a unos centímetros del agua y lo más que podía pasar era pegarse un chapuzón; claro que la suciedad del agua no lo hacía agradable.


El salvar esta dificultad había sido la guinda y le puso su punto de emoción a este parte de la ruta. La verdad es que las cámaras echaban humo, no sé si esperando que alguien se pegara la mojada.


Una vez que habíamos pasado todos al otro lado, el desfiladero se volvía a abrir un poco y empezamos a caminar por una alameda hacia una parte más empinada que se veía al fondo.


Ahora empezamos a subir por un zigzagueante sendero que nos llevaría a la parte alta del desfiladero. Había unos palos para hacer las veces de protección, pero faltaban las cuerdas entre ellos, no se sabe si porque nunca las pusieron o porque las robaron, como en el Castillo de Cote de Montellano (Sevilla).


Conforme subimos vamos dejando abajo el río y el desfiladero, ya no lo veremos de cerca hasta la vuelta.


Llegamos a la parte alta del desfiladero mientras abajo el río se vuelve a meter en unos estrechísimos cahorros que sólo se podrán atravesar haciendo barranquismo; se acabaron los puentes colgantes y las pasarelas.


Una vez arriba nos encontramos un cruce de caminos, hay uno que baja a nuestra derecha y se dirige a Tózar, al que vemos a varios kilómetros; nosotros seguimos subiendo a nuestra izquierda atravesando un campo de almendros.


Para ser una excursión del Grupo de Montaña vamos un grupo bastante respetable, 21 personas; también el ambiente es más relajado que otras veces, charla animada y bastante relajo en plan disfrutón. No siempre vamos a ir en plan cañero. El sendero sube por un pinar y volvemos a ser vigilados por el castillo de Moclín, al que habíamos perdido de vista hacía un rato.


Llegamos a un rellano donde predominan las vistas excelentes, entre otras la del propio desfiladero por donde hemos subido. Hemos pasado cerca de la cueva de Corcuela donde hay pinturas rupestres; también por estos parajes se encuentra la famosa cueva del Malalmuerzo (En Montefrío), llamada por algunos Santuario Andaluz del Paleolítico. Hacemos un merecido descanso y tomamos alguna cosilla.


Volvemos a ponernos en movimiento dejando atrás al pueblo de Tózar y una serie de torres vigia que pueblan cerros y atalayas vecinos y que complementaban la vigilancia de Moclín. Esta fotaleza, después de la caída de Alcalá la Real y Castillo de Locubín a mediados del siglo XIV, se convirtió en la llave y el escudo del reino de Granada. Esto es tan cierto que después de la caída de Moclín en 1486 toda la Vega de Granada quedó libre a la entrada de las tropas de los Reyes Católicos y la capital nazarí sólo aguantó seis años más.


Fuimos entrando en Moclín por la ermita de San Antón camino de su magnífica fortaleza, por desgracia muy deteriorada por el terrible bombardeo que sufrió en la Guerra Civil Española.


Pasamos primero junto al Pósito del Pan, importante organismo fundado en el siglo XVI para almacenar trigo y que llegó a ser tan rico que le prestaba dinero hasta al mismo rey de España. Subimos hasta la parte más alta del castillo que se encuentra a una altura de 1.117 metros. Las vistas era impresionantes, desde pueblos como Alcalá la Real, hasta montañas como Sierra Nevada.


Bajando pasamos por la puerta del Santuario del Cristo del Paño, imagen de un Cristo con las cruz a cuestas pintada en un gran lienzo que, cosa curiosa, sale en romería. El nombre del Cristo se debe a un milagro, un sacristán que sufría la "enfermedad del paño" (cataratas), quedó curado al besarle los pies a la imagen.


Volvimos hacia la ermita de San Antón para bajar por las empinadas callejas que se dirigen hacia las afueras del pueblo y tomar el camino que pasa por delante del cortijo de El Higueral y lleva de nuevo a Los Olivares.


El camino atraviesa primero por campos de almendros que estaban en su punto de floración, cuando en Málaga ya están bastante pasados; aquí el cima es más frío.


Luego dejamos atrás las últimas casas de campo y los muchos perros que nos ladraban sin parar, para dirigirnos a una zona donde ya no hay cultivos, predomina el matorral aromático.


Pero no podemos marcharnos sin volver la mirada para detenernos, una vez más, en la fortaleza de Moclín, omnipresente y característica del paisaje de este pueblo.


Ahora el camino se interna en un pinar haciendo fuertes zigzagueos para salvar el importante desnivel y así, en poco tiempo, llegamos otra vez al punto de inicio tres horas y media después de haber comenzado esta bonita ruta.


Eran las 13,30 horas y nos quedaba la segunda ruta del día.


Esta ruta ha sido diseñada por el geógrafo Julio Augusto Rodríguez Eiras, por encargo del Consorcio de Los Montes Orientales de Granada.

No hay comentarios:

 
ir arriba